jueves, 16 de agosto de 2012

Cap. XXV: Método en los propósitos

Capítulo XXV 
Método en los propósitos
1. No es útil abrazar a la vez muchas prácticas piadosas, sino separada y sucesivamente; empezando por vencer la pasión dominante.

2. Llamase pasión dominante aquella en que con más frecuencia se incurre, y es la raíz de las demás faltas. Arrancando la raíz se quitan también los retoños.

3. Debe combatirse la pasión dominante a la manera que un valiente sitiador combate la plaza enemiga, esto es progresivamente.

4. Si tu pasión dominante, es, por ejemplo, la cólera, haz propósito de no hablar cuando estés
encolerizado: y este propósito renuévale tres o cuatro veces al día, pidiendo perdón cuando advirtieres que has faltado.

5. Cuando notares que cumples este propósito con facilidad, forma otro, como el de rechazar todo pensamiento de inquietud y de enojo; luego el de tener compasión de los que nos importunan; después el de profesar afecto a los que te contrarían; y por último mirar la voluntad de Dios aún en aquellas cosas que contradicen la nuestra, dándole gracias de que se digne brindarnos con su precioso cáliz y con su amorosa cruz.

6. Aconsejan algunos santos la práctica de cualquiera ligera mortificación, o hacer un acto de esperanza o del amor de Dios, cuando conozcamos que hemos faltado en los propósitos. Pero cuando así se hiciere no debe considerarse como una obligación, ni ligarse, ni creer que se. incurre en falta si se omite.

7. Si advirtieres que has caído en alguna falta, sea la que fuere, di prontamente: "Señor, he obrado como quien soy, pecando. Mas vos haced como quien sois, perdonando. Os doy gracias de no haber obrado aún peor, pues en cuanto a mi dispuesto estaba a mayor caída." Y luego no se piense más por entonces en la falta cometida.

8. El mismo método progresivo que se ha indicado para vencer las pasiones, conviene también observarle para adquirir las virtudes. Empecemos con el propósito y la práctica de lo más fácil, para pasar gradualmente a lo más difícil.

9. No te contentes con resoluciones demasiados generales, como de ser comedido en el hablar, sufrido, casto, pacífico, etc. Este medio por lo común no produce ningún resultado.

10. La regla que nos dictan los santos y la prudencia, es emprender poco a la vez, y este poco perfeccionarlo progresivamente.


No hay comentarios:

Publicar un comentario